martes, 23 de septiembre de 2008

Sembrando agua, cosechando futuro


El futuro del manejo del agua en los Andes, podría estar en nuestro pasado prehispánico, con una propuesta de probada eficacia. Se trata de las amunas, un antiguo sistema de «siembra» y «cosecha» de agua.

La «champería» se ha iniciado. Al compás de la tinya (tambor) y del wakra (trompeta), decenas de hombres y mujeres de la comunidad de Tupicocha, en la parte alta de la cuenca del Lurín, se dejan llevar por la música, el baile y los gritos. Rindiendo culto a la Mamacatiana y al Taytapincollo —los dueños o cuidadores del agua—, limpian canales y acequias que forman parte de las amunas, un antiguo sistema de «siembra» y «cosecha» del agua.

Según algunos especialistas, el término amunas provendría de la palabra quechua amuy, que significa «retener».

Y es precisamente eso lo que realizaban los pobladores altoandinos en tiempos preincaicos: desviar el agua de las lluvias hacia acequias especialmente construidas con este fin, para luego «sembrarla», es decir, filtrarla hasta la roca del subsuelo o el acuífero. Meses después, en época de estiaje, el agua reaparecía en la parte media o baja de la cuenca, en forma de manantiales o arroyos, lista para ser utilizada en las actividades agropecuarias. Es lo que se conoce como «la cosecha del agua».

En el estudio «Las amunas de Huarochirí » —del que es coautor el economista Andrés Alencastre, del proyecto Gestión Social del Agua y Ambiente de Cuencas (GSAAC)— se explica el funcionamiento de este sistema de captación y almacenamiento de agua en la sierra alta de Lima, desde el momento en que se «roba» el agua de la quebrada, para llevarla por las acequias amunadoras y depositarla en suelos permeables, hasta su «cosecha», varios meses después, en plena época de estiaje. Tal sistema es hoy posible, en parte, gracias a que hace veinte años los lugareños construyeron una serie de pequeños reservorios que actualmente almacenan de 20 mil a 100 mil metros cúbicos. «Tardamos ocho años en lograrlo, pero lo hicimos con el esfuerzo de la comunidad y utilizando técnicas propias», recuerda Teodoro Rojas Melo, alcalde de Tupicocha.

Fuente: La Revista Agraria


Artículo completo en: http://tierralimpia.net/?p=17

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